200 g de solomillo de ternera gallega entero
sal en escamas
aceite de arbequina
50 g de queso manchego
pimienta negra molida.
Envolver el solomillo en papel film, prensado para que se forme un rulo.
Introducir en el congelador y dejar toda la noche. Al día siguiente, cortar con ayuda de una máquina cortafiable. Se debe conseguir rodajas extremadamente finas. Emplatar en una fuente o plato grande de tal forma que no se solapen las láminas de carne unas sobre otras.
Aliñar con la sal en escamas, la pimienta recién molida, añadir el aceite de oliva y el queso en virutas de no más de 2 cm. Servir
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