Panacotta:
400ml de nata
100ml de leche
200g de nueces peladas crudas
100g de azúcar
9g de gelatina neutra
Canela
1 limón
Crumble:
150g mantequilla
150g harina
150g azúcar
150g nueces cvrudas
Caramelo de hierbabuena:
100g de azúcar
25ml de agua
1 ramillete de hierbabuena
1 limón
En un cazo ponemos a infusionar a fuego bajo la leche, nata, azúcar, una ramita de canela y dos tiras de piel de limón. Mientras tanto, tostamos todas las nueces en el horno a 200º C durante 10 minutos. Una vez tostadas, reservamos las nueces del crumble y añadimos las de la panacotta a la infusión y dejamos 15 minutos más para que coja el sabor. Después, retiramos la canela, la piel del limón, batimos, pasados por un colador y devolvemos al fuego para disolver la gelatina en la mezcla. Vertemos el contenido en un molde y enfriamos en la nevera hasta que la panacota solidifique.
Para realizar el crumble mezclaremos en un bol la mantequilla en pomada, la harina, las nueces tostadas (previamente partidas) y el azúcar. Mezclamos con las manos, dando ligeros pellizcos hasta que vayan generándose unos “grumos” que incorporen todos los ingredientes. Esparcimos el resultado en una bandeja de horno con papel sulfurizado que introduciremos al horno a 180º durante unos 15 minutos. Durante el tiempo que esté en el horno, debemos ir dándole vueltas para que se dore homogéneamente.
Mientras tanto hacemos el caramelo en un cazo, añadiendo para derretir el azúcar y el agua. En otro recipiente escaldamos una rama de hierbabuena y la trituramos junto al zumo de medio limón. Colamos esta mezcla y la incluimos en el cazo que lleva el agua y el azúcar derretidos. Subimos a máxima potencia el fuego del cazo hasta que el caramelo empiece a adquirir un tono color miel, entonces retiramos a un fuego a mínima potencia y una vez espese, con una cucharita, sobre un silpat lo esparcimos en hilos, que después retiraremos
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