Lucas, 17 años, y Gilda, de 20, viajan a un pequeño pueblo costero para intentar cumplir la última voluntad de su madre recientemente fallecida: depositar sus restos en el mar. Desgraciadamente, el único "resto" con el que cuentan es su mano ortopédica, aunque, como dice Gilda, "da lo mismo, mientras nos lo saquemos de encima". Listos para volver a casa, una huelga nacional de transporte los deja atrapados en el pueblo. Lucas, obsesionado con el culturismo, encuentra en la costa tierra fértil para explorar su sexualidad y los límites de su cuerpo. Gilda, aún afectada por su reciente estancia en un centro de rehabilitación y obsesionada con su "mala energía", prueba diferentes

terapias y métodos de adivinación para intentar encontrar algún sentido en el mundo que la rodea. Los dos hermanos deben enfrentarse al vacío dejado por el suicidio de su madre a la vez que despiden prematuramente la adolescencia con ayuda del esoterismo y el fitness.